lunes, 13 de diciembre de 2010

EL ALCOHOLISMO EN LOS JOVENES

Por: Luis Hermes Ruiz
Diciembre 4.2010

¿Sabe Ud. Dónde están sus hijos en este momento? ; ¿Conoce a sus amigos y que hacen cuando están juntos?. Converse con ellos. Estas son las frases con las que normalmente se termina el programa CONVERSANDO CON LUIS HERMES.
En la mayoría de las ocasiones, los padres no se dan cuenta que por falta de dialogo pueden tener en la casa un hijo alcohólico. El alcoholismo es el mayor problema de la salud, tanto social como económicamente y está demostrado que más de la mitad de los accidentes de tránsito, tienen allí su origen, así como muchos suicidios, combinados estos con otras sustancias psicoactivas.
El alcoholismo es una enfermedad, progresiva, crónica, degenerativa e incurable, pero, el alcohólico, normalmente no reconoce que lo es, por lo que, no se da cuenta que a mas de destruirse Él, también lo hace con su familia y con todo su entorno.
Hoy, nuestros adolescente entre los 14 y 18 años, tienen una gran tendencia al consumo de licor; algunos lo hacen por curiosidad, por estrés, por querer sentirse persona adulta y no pocos por querer ser admitidos por un círculo de amigos, sin darse cuenta del daño que se están causando ellos mismos.
Es en este momento donde debe obrar un triangulo colaboracionista, integrado por LA FAMILIA, EL GOBIERNO Y LA INSTITUCION EDUCATIVA que imparta la suficiente formación preventiva de tal manera que oriente al adolescente a fin de evitar éste mal tan perjudicial e irreversible.
Un estudio realizado en octubre 2006 por el Centro para el Desarrollo y Evaluación de Políticas y Tecnologías en la Salud Pública (Cedetes), de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle, en convenio con la Secretaria de Salud del Municipio, concluyó que: “Los caleños empiezan a consumir licor a los 13 años; a esa edad, el 84,2% de los escolares ha consumido alcohol en alguna ocasión y el 43,9% lo hace por lo menos una vez en la semana. En cuanto a los episodios de embriaguez, el 41% de los escolares, se ha emborrachado en alguna ocasión”. El estudio nos muestra una incidencia muy alta en los jóvenes y que no existe un control preventivo ni por parte del hogar, ni del gobierno y mucho menos de las instituciones educativas.
Sea el momento para repensar la forma de operar de este trípode y además, el cómo debemos actuar en nuestro marco social, pues, una fiesta no es tan buena, si en la misma no hay alcohol de por medio y esto acompañado de que el muchacho ve a sus padres tomarlo en las festividades, lo lleva a pensar que es muy bueno; ellos dirán: “Si nuestros padres y familiares que son adultos lo hacen cuando están alegres, cuando gana el equipo amado, cuando se celebran los cumpleaños, cuando llega diciembre, en fin, ¿por qué , va a ser malo tomar de vez en cuando ¿.Es allí donde empieza todo y donde los padres deben ser explícitos con los hijos, manifestándoles que si bien es cierto hoy es permitido el consumo de ciertas clases de licores, se debe tomar en forma moderada y a una edad determinada, haciéndoles conocer el riesgo que corren si abusan del licor. No hay peor mal, que ver a los padres pelear por causa del alcohol.
Queda en mano de los padres de familia, conversar con sus hijos, ser amigos, saber donde se encuentran, con quien comparten en sus ratos libres. Nuestros jóvenes constituyen el presente y futuro de Colombia, por lo que son nuestro bien más preciado, no dejemos que nuestra indiferencia acabe con ellos y con nuestro hogar.

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