Por Luis Hermes Ruiz – Diciembre 27 de 2010
Transcurridos apenas 140 días de este gobierno, se cumple lo que en algunos escritos mencionaba: “Santos no es Uribe”; es tan claro que en tan corto tiempo, recompuso las relaciones con Venezuela y Ecuador; con las Cortes; desea para Colombia la Secretaria de UNASUR; logra la elección de los cinco Magistrados de la Suprema; el nombramiento de la Fiscal General; las relaciones con el Partido Liberal, acogiendo su propuesta de primer empleo; acoge ideas de Petro; lucha en el Congreso por intermedio de su Ministro Germán Vargas, por la Ley de restitución de tierras, integrado hoy con la de victimas, que pretende devolver a sus dueños por lo menos dos millones de hectáreas de las que fueron despojados. Al respecto, el mismo Santos al presentar el Proyecto de Ley ante los congresistas, expreso: “Habrá valido la pena ser Presidente de la República si tan solo este Proyecto se hace realidad………., aprobar estas iniciativas para pagar esa deuda moral con millones de colombianos se convertirá en uno de los mayores logros de nuestras vidas. Habiendo conseguido esto, podremos pararnos frente al espejo y frente a Dios y justificarle, con esta sola obra, nuestro paso por el mundo. Ayúdenme a que, como país, hagamos justicia”. ¡Como se diferencia de Uribe ¡.
Cuando muchos creían que Santos seria Uribe, el talante libertario lo desmarcó de su mentor y lo puso en la senda de su tio – abuelo (Eduardo Santos), que le tocó vivir una situación complicada por los vientos dados por un Partido Liberal enmarcado en la era de la Revolución en Marcha de Alfonso López Pumarejo, uno de los mejores Presidentes en toda la historia colombiana; precisamente, el estudio realizado por veinte de los más importantes historiadores del país, lo colocan en segundo lugar el en rankig entre cuarenta dos presidentes estudiados.
La Revista Semana lo destaca como el hombre del año, pienso que aun no; el año tiene doce meses y apenas lleva un tercio; esperemos al próximo a ver qué pasa; lo cierto es que va bien, a pesar que en el caso del Valle, se nota que al aplazar por Decreto las elecciones atípicas, valiéndose de la emergencia social, comete un atropello al estado social de derecho y a todo el ordenadamiento constitucional y legal. Es un vil raponazo de las mangualas políticas en nuestro país.
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