Por: Luis
Hermes Ruiz
Agosto de
2009
En
su discurso de posesión, el 20 de enero de 2009, el Presidente Barack Obama manifestó ante el mundo: “Domaremos el
sol y los vientos y la tierra para alimentar nuestros vehículos y hacer
funcionar nuestras fabricas”. Frase importante por su alcance frente a la
contaminación del medio ambiente que los gobiernos anteriores no habían
pronunciado y aunque el año de 1997, EEUU
firmó el protocolo de Kioto, luego lo rechazó, aislándose de su compromiso para hacer algo contra el cambio climático.
La
Declaración de Rio de Janeiro sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, se adoptó
en la conferencia de las Naciones Unidas, llevada a cabo en Rio de Janeiro
en junio de 1992, como un conjunto de principios sin fuerza jurídicamente vinculante, pero que, en esencia, buscaba
reafirmar y desarrollar la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Medio Humano (Estocolmo, 1972). El objetivo
principal era alcanzar reconocimiento de los derechos de los seres humanos a una vida saludable y
productiva en armonía con la naturaleza; todo lo anterior se plasmó en la Declaración de Rio, sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, llevada a cabo en septiembre de
1992. Pero, desde antes de 1992, la Constitución Política Colombiana de 1991
consideró la importancia sobre el Medio Ambiente, y en el titulo II, capítulo
III, llamado de los Derechos Colectivos
y del Ambiente, (artículos 78 - 82),
plantea que todas las personas tienen derecho a gozar de un ambiente
sano, siendo una obligación del Estado proteger la diversidad e integridad del
ambiente, conservar las aéreas de especial
importancia ecológica y fomentar la educación para el logro de estos fines,
debiendo planificar el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales para garantizar
su desarrollo sostenible, su conservación y restauración o sustitución;
previniendo y controlando los factores de deterioro ambiental e imponiendo
sanciones y exigiendo
la reparación de los daños causados. Nuestros constituyentes hicieron
buen trabajo para permitir que las presentes y futuras generaciones puedan utilizar
los recursos naturales y que también lo puedan conservar para las generaciones venideras.
Después
de la Declaración de Rio de 1992, la siguiente reunión se realizó en diciembre
de 1997 en Kioto, dando origen al conocido protocolo de Kioto, bajo el auspicio de Naciones Unidas y con la finalidad de frenar
el cambio climático, teniendo como objetivo principal contener las emisiones de
los gases que aceleran el calentamiento
global; este protocolo fué ratificado por 163 países que impone para los 39 países que se
consideran desarrollados (no incluyendo
a China, India o Brasil que son países emergentes), la contención o reducción de sus emisiones de
gases de efecto invernadero (GEI). Como ya lo dijimos, EEUU, aunque firmó el acuerdo en 1998, lo
rechazó.
Los
gases de efecto invernadero (GEI) y
sobre los cuales actúa la medición de los objetivos propuestos son: dióxido de
carbono, metano, oxido nitroso, hidro-flurocarbono, perfluorocarbono y el
exafluorocarbono de azufre.
Si
se logran los objetivos propuestos, se estaría mermando el calentamiento global
conservando los páramos y evitando la destrucción de la capa de ozono.
Fue
en el año 1957, en Hawái, donde varios profesores investigadores descubrieron
un incremento permanente de bióxido de carbono en la atmosfera que estaba generando un efecto invernadero en el planeta.
Las investigaciones demostraban que la temperatura, hasta finales del siglo XXI,
aumentaría 1,3 grados centígrados; que el nivel de los mares se aumentaría
paulatinamente 20 centímetros antes del 2030 y llegaría a 65 centímetros en el 2100 y que el 70 por ciento de las
emisiones de gases, vendrían de los países desarrollados. Lo que estamos viendo
en este momento es el deshielo de Groenlandia, de los polos y, de seguir como
vamos, las investigaciones realizadas en
1957 se han quedado cortas, pues solo en nuestro país, alejado de los países
desarrollados – con dos mares, rico en recursos hídricos y vegetales;
propietario de parte de la Amazonia y del Choco biodiverso -, estamos viviendo un calentamiento donde la
gente empieza a morir por las altas olas de calor, y tanto más, cuanto hoy por ejemplo en Bogotá podemos caminar por las calles tranquilamente en camiseta sin sentir frio; y, apenas estamos
en el 2009.
El
26 de agosto de 2002, los Jefes de Estados de los países del mundo se reunieron
en Johanesburgo para la Cumbre Mundial
para el Desarrollo Sostenible, con la finalidad de re-analizar, ante los alarmantes fenómenos, la situación
y adoptar nuevas medidas para solucionar los problemas que se le vienen al planeta, ya que los compromisos de Rio y de Kioto se estaban incumpliendo y,
entonces, se propuso por un gran número de países llegar a un 10 % de la
producción energética mundial procedente
de fuentes renovables (solar y eólica); sin embargo, la presión ejercida por EE
UU. y sus aliados los productores de
petróleo (fuente no renovable), tiraron
por tierra estas propuestas en lo que se
ha considerado el mayor desastre de la Cumbre de Johanesburgo.
Por
lo anterior, es importante la frase del Presidente Barack Obama en su posesión, que reivindica la Cumbre de Johanesburgo, de acudir a las
fuentes energéticas renovables como “El sol y los vientos y la tierra
para alimentar nuestros vehículos
y hacer funcionar nuestras fábricas” yo agregaría:... y todas las fabricas y vehículos del mundo.
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