Por: Luis Hermes Ruiz
Cali, 2006
América ha vivido
desde su descubrimiento por allá en 1492, una continúa búsqueda de identidad,
pasando por diversas etapas: Conquista, colonización, Independencia, Formación
de Países Independientes. Luchas Internas por la búsqueda del poder; en fin,
continuo desangre que ha enlutado todo su desarrollo orgánico. Solo como por
partir de alguna etapa histórica, diríamos que después de la muerte de Gaitán y
hasta nuestro días, las generaciones que se han venido sucediendo,
desarrollaron una nueva cultura: la cultura de la guerra; para esas
generaciones y con mucha más fuerza para las recientes, la palabra Paz solo se
encuentra en el diccionario de la Lengua Española como algo EXÓTICO de lo que
no se sabe en profundidad su significado.
Nuestra juventud, es
decir las generaciones de la década del 80 hacia delante, han desarrollado genéticamente
podría decirse, un genotipo que le es muy propio: el de la VIOLENCIA, y lo son por naturaleza y por antonomasia, es
triste pero vale la pena reconocerlo, en nuestro país hemos perdido el sentido
de pertenencia, hemos perdido la
confianza en nosotros mismos y en los demás, hemos perdido el carácter, la fe, la autoestima, la capacidad de
liderazgo, en fin, hemos perdido en resumen los valores y con ello
hemos perdido nuestra capacidad de lucha para ser mejores. Un país así
no podrá tener jamás propensión a crecer.
A partir de la
Constitución de 1991, Colombia se erige como un Estado Social de Derecho y
permite una apertura por lo menos en la Carta, en el sentido de reconocer que
somos un país pluriétnico y multicultural, donde la soberanía reside en el
pueblo y en los Artículos, 13, 22, 54, 40, 47 y 93 entre otros, plantea la
igualdad real y efectiva de todas las personas, considerando además
que la paz es un derecho y un deber de
obligatorio cumplimiento y que el
Estado también debe garantizar la ubicación laboral de las personas en edad de
trabajar y desde luego en igualdad de condiciones, acceder al desempeño de
funciones y cargos públicos, insertando estos deberes consagrados en la Carta
Política con los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados
por Colombia.
Se trata entonces por
mandato Constitucional, es decir, por mandato del pueblo, que es el soberano,
de reivindicar estos derechos para todos; no obstante, en Colombia como ya lo
manifesté hemos formado una cultura de la guerra, en parte como resultado de
las grandes desigualdades sociales en que vivimos; de la falta de distribución
del ingreso, de que unos pocos sean los dueños del país, de que la brecha cada
día entre los ricos y los pobres sea más grande, de que la falta de oportunidad
para los hijos del pueblo que se capacitan
y no pueda acceder también a las
altas posiciones, tanto del Estado como de las Entidades Privadas; de la
corrupción que campea por doquier, de la guerra misma, fratricida, que
cual cáncer metastático se expande por
toda la geografía nacional.
Para que Colombia
logre su rumbo es importante que se rediseñe, -como nos plantea Michael Hammer
y James Champi, en sus investigaciones sobre Reingeniería-, es importante que
todos hagamos un alto en el camino, para pensar en la Colombia que quisiéramos
para que los hijo de nuestros hijos y las próximas generaciones, que son
quienes nos van a juzgar, entiendan que pudimos en un momento dado, desandar lo
andado equivocado, silenciar los fusiles, abrir los espacios de participación
generando empleo, abriendo los espacios en el
campo de la educación, salud, la recreación; contribuyendo con el
campesino para que produzca en abundancia, en fin en una Colombia que ante la
Organización Internacional, no se siga mostrando como uno de los países más
violentos de la tierra, pues hoy
mientras más se globaliza el mundo, Colombia es un país memos competitivo;
ocupamos en esta materia el 54 lugar
entre 59 países estudiados en América
Latina, solo Bolivia está por debajo de nosotros; en materia de educación, la inversión se disminuyó un 14% entre 1998 y
el 2000, siendo uno de los países que ha bajado sustancialmente no solo en
América Latina, sino en el mundo su calidad en la educación; y que decir en
materia de Ciencia y Tecnología, donde
la inversión pública en este rubro, en el año de 1999, fue el 0.8% del
Producto Interno Bruto, siendo el más bajo desde 1980, cifrado en promedio en
el 0.2% en la actualidad.
Si tuviéramos por lo
menos algo de la Cultura Oriental, o si por lo menos abreváramos de ella, nos daríamos cuenta como después de la Segunda Guerra Mundial en que Hiroito,
firma la capitulación por el desastre de
las bombas atómicas sobre Hiroshima y
Nagasaki, estos países orientales quedaron en
la más completa ruina; en la década de los 70, iniciaron su
recuperación, ya en la década del 80 se habían erigido en los grandes tigres
del sureste Asiático (Hong Kong, Taiwán, Singapoure, Corea del sur, Japón),
y de un
ingreso per capita de aproximadamente 250 dólares pasaron a 30.000 mil
dólares. Colombia, en cambio, que para
la época tenía un ingreso per cápita de aproximadamente 700 dólares, hoy apenas
está bordeando los 2300 dólares; sin considerar que en el área del pacífico,
donde está asentada la población afrocolombiana, el ingreso per cápita no
alcanza los 600 dólares; si esto no es injusticia social, entonces qué es?
En materia económica
si bien es cierto hemos crecido, para el año 2005 lo hemos hecho menos que
nuestros vecinos con excepción de Bolivia, pues Argentina 8.8%, Ecuador 6.3%
Chile 5.9% Brasil 5.1%, Perú 5.1%, México 4.4%, Venezuela 17.3%, Colombia 3.9%
y Bolivia 3.8%.
El gobierno de Uribe
manifiesta que al término del año 2005 el desempleo alcanzó solo 10%, cuando
las condiciones de vida de los colombianos demuestra lo contrario en el sentido
de que en este análisis está comprometido al subempleo que no es trabajo de
buena calidad; sin embargo, el desempleo por ejemplo para la población
afrocolombiana bordea el 40% (según índices de Planeación Nacional).
Según la información Gini, que mide la
distribución del ingreso, Colombia es en Latinoamérica el país que tiene la
peor distribución seguida de Brasil: Colombia 0.576, Brasil 0.591, Chile
0.571), en países del Sureste Asiático: Corea 0.30, Hong Kong 0.434, China
0.447.
En medio de este
panorama, la ubicación de nuestro país es realmente negativa como resultado de
la alta concentración del ingreso en pocas manos.
Mientras los bancos
reportan ganancias para el año 2004 por 2.87 billones y para el año 2005 de
3.37 billones, que si se suman esas ganancias a toda la actividad financiera y
bursátil, las utilidades alcanzaron los 5.5 billones; más de 23 millones de
colombianos se encuentran en la pobreza y más o menos 11 millones en la miseria,
es decir, que sobreviven con menos de un dólar.
Solo por hacer un
reconocimiento a mi raza tendría que señalar: el 26% de la población colombiana
es negra, es decir, más o menos 10.5 millones.
El 60% no tiene
acceso a los servicios de salud,
El 43% es analfabeta
en el sector rural y el 20% en el sector urbano.
El 2% terminan la
secundaria
El 95% no pueden
enviar sus hijos a la universidad
El 49% no tienen
acueducto y el 90% no tiene alcantarillado.
Ingreso per cápita
Dólares 550 y el promedio es $ 2.300.
Con tanta injusticia,
no puede haber País.
Para terminar diré
que el fundador del humanismo Pico de la Mirándola dijo “ Dios dejo incompleta
la última de sus obras: El ser humano, para que el mismo termine de hacerse en
libertad, pudiendo envilecerse o redimirse según su libre albedrío”, entonces o
quienes tienen los medios de producción y son los dueños del País se unen a los
que venden su fuerza de trabajo o este país seguirá en manos de la guerrilla,
el narcotráfico, la corrupción, los ladrones, asesinos, los contrabandistas y
todas aquellas formas nuevas que irán camino a formar el País llamado “CORRUP GUER NAR COLOMBIA”
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