miércoles, 25 de junio de 2014

EN LA BUSQUEDA DE UNA COLOMBIA JUSTA



Por: Luis Hermes Ruiz
Cali, 2006

América ha vivido desde su descubrimiento por allá en 1492, una continúa búsqueda de identidad, pasando por diversas etapas: Conquista, colonización, Independencia, Formación de Países Independientes. Luchas Internas por la búsqueda del poder; en fin, continuo desangre que ha enlutado todo su desarrollo orgánico. Solo como por partir de alguna etapa histórica, diríamos que después de la muerte de Gaitán y hasta nuestro días, las generaciones que se han venido sucediendo, desarrollaron una nueva cultura: la cultura de la guerra; para esas generaciones y con mucha más fuerza para las recientes, la palabra Paz solo se encuentra en el diccionario de la Lengua Española como algo EXÓTICO de lo que no se sabe en profundidad su significado.

Nuestra juventud, es decir las generaciones de la década del 80 hacia delante, han desarrollado genéticamente podría decirse, un genotipo que le es muy propio: el de la VIOLENCIA,  y lo son por naturaleza y por antonomasia, es triste pero vale la pena reconocerlo, en nuestro país hemos perdido el sentido de  pertenencia, hemos perdido la confianza en nosotros mismos y en los demás, hemos perdido el carácter,  la fe, la autoestima, la capacidad de liderazgo, en fin, hemos perdido en resumen los valores  y con ello  hemos perdido nuestra capacidad de lucha para ser mejores. Un país así no podrá tener jamás propensión a crecer.

A partir de la Constitución de 1991, Colombia se erige como un Estado Social de Derecho y permite una apertura por lo menos en la Carta, en el sentido de reconocer que somos un país pluriétnico y multicultural, donde la soberanía reside en el pueblo y en los Artículos, 13, 22, 54, 40, 47 y 93 entre otros, plantea la igualdad real y efectiva de todas las personas, considerando  además  que la paz es un derecho y un deber de  obligatorio  cumplimiento y que el Estado también debe garantizar la ubicación laboral de las personas en edad de trabajar y desde luego en igualdad de condiciones, acceder al desempeño de funciones y cargos públicos, insertando estos deberes consagrados en la Carta Política con los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia.

Se trata entonces por mandato Constitucional, es decir, por mandato del pueblo, que es el soberano, de reivindicar estos derechos para todos; no obstante, en Colombia como ya lo manifesté hemos formado una cultura de la guerra, en parte como resultado de las grandes desigualdades sociales en que vivimos; de la falta de distribución del ingreso, de que unos pocos sean los dueños del país, de que la brecha cada día entre los ricos y los pobres sea más grande, de que la falta de oportunidad para los hijos del pueblo que se capacitan   y no pueda acceder también a las altas posiciones, tanto del Estado como de las Entidades Privadas; de la corrupción que campea por doquier, de la guerra misma, fratricida, que cual  cáncer metastático se expande por toda la geografía nacional.
Para que Colombia logre su rumbo es importante que se rediseñe, -como nos plantea Michael Hammer y James Champi, en sus investigaciones sobre Reingeniería-, es importante que todos hagamos un alto en el camino, para pensar en la Colombia que quisiéramos para que los hijo de nuestros hijos y las próximas generaciones, que son quienes nos van a juzgar, entiendan que pudimos en un momento dado, desandar lo andado equivocado, silenciar los fusiles, abrir los espacios de participación generando empleo, abriendo los espacios  en el  campo de la educación, salud, la recreación; contribuyendo con el campesino para que produzca en abundancia, en fin en una Colombia que ante la Organización Internacional, no se siga mostrando como uno de los países más violentos  de la tierra, pues hoy mientras más se globaliza el mundo, Colombia es un país memos competitivo; ocupamos en esta materia  el 54 lugar entre 59 países estudiados en  América Latina, solo Bolivia está por debajo de nosotros; en materia de educación,  la inversión se disminuyó un 14% entre 1998 y el 2000, siendo uno de los países que ha bajado sustancialmente no solo en América Latina, sino en el mundo su calidad en la educación; y que decir en materia de Ciencia y Tecnología, donde  la inversión pública en este rubro, en el año de 1999, fue el 0.8% del Producto Interno Bruto, siendo el más bajo desde 1980, cifrado en promedio en el 0.2% en la actualidad.

Si tuviéramos por lo menos algo de la Cultura Oriental, o si por lo menos abreváramos de ella,  nos daríamos cuenta como después de  la Segunda Guerra Mundial en que Hiroito, firma la capitulación  por el desastre de las bombas  atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, estos países orientales quedaron en  la más completa ruina; en la década de los 70, iniciaron su recuperación, ya en la década del 80 se habían erigido en los grandes tigres del sureste Asiático (Hong Kong, Taiwán, Singapoure, Corea del sur, Japón), y  de un   ingreso per capita de aproximadamente 250 dólares pasaron a 30.000 mil dólares.  Colombia, en cambio, que para la época tenía un ingreso per cápita de aproximadamente 700 dólares, hoy apenas está bordeando los 2300 dólares; sin considerar que en el área del pacífico, donde está asentada la población afrocolombiana, el ingreso per cápita no alcanza los 600 dólares; si esto no es injusticia social, entonces qué es?

En materia económica si bien es cierto hemos crecido, para el año 2005 lo hemos hecho menos que nuestros vecinos con excepción de Bolivia, pues Argentina 8.8%, Ecuador 6.3% Chile 5.9% Brasil 5.1%, Perú 5.1%, México 4.4%, Venezuela 17.3%, Colombia 3.9% y Bolivia 3.8%.

El gobierno de Uribe manifiesta que al término del año 2005 el desempleo alcanzó solo 10%, cuando las condiciones de vida de los colombianos demuestra lo contrario en el sentido de que en este análisis está comprometido al subempleo que no es trabajo de buena calidad; sin embargo, el desempleo por ejemplo para la población afrocolombiana bordea el 40% (según índices de Planeación Nacional).

 Según la información Gini, que mide la distribución del ingreso, Colombia es en Latinoamérica el país que tiene la peor distribución seguida de Brasil: Colombia 0.576, Brasil 0.591, Chile 0.571), en países del Sureste Asiático: Corea 0.30, Hong Kong 0.434, China 0.447.
En medio de este panorama, la ubicación de nuestro país es realmente negativa como resultado de la alta concentración del ingreso en pocas manos.
Mientras los bancos reportan ganancias para el año 2004 por 2.87 billones y para el año 2005 de 3.37 billones, que si se suman esas ganancias a toda la actividad financiera y bursátil, las utilidades alcanzaron los 5.5 billones; más de 23 millones de colombianos se encuentran en la pobreza y más o menos 11 millones en la miseria, es decir, que sobreviven con menos de un dólar.
Solo por hacer un reconocimiento a mi raza tendría que señalar: el 26% de la población colombiana es negra, es decir, más o menos 10.5 millones.

El 60% no tiene acceso a los servicios de salud,
El 43% es analfabeta en el sector rural y el 20% en el sector urbano.
El 2% terminan la secundaria
El 95% no pueden enviar sus hijos a la universidad
El 49% no tienen acueducto y el 90% no tiene alcantarillado.
Ingreso per cápita Dólares 550 y el promedio es $ 2.300.
Con tanta injusticia, no puede haber País.


Para terminar diré que el fundador del humanismo Pico de la Mirándola dijo “ Dios dejo incompleta la última de sus obras: El ser humano, para que el mismo termine de hacerse en libertad, pudiendo envilecerse o redimirse según su libre albedrío”, entonces o quienes tienen los medios de producción y son los dueños del País se unen a los que venden su fuerza de trabajo o este país seguirá en manos de la guerrilla, el narcotráfico, la corrupción, los ladrones, asesinos, los contrabandistas y todas aquellas formas nuevas que irán camino a formar el País  llamado  “CORRUP GUER NAR COLOMBIA”

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