Por: Luis Hermes Ruiz
Cali, 23 de junio 2014.
El 15 de junio el Presidente
Juan Manuel Santos, ganó las elecciones presidenciales porque la mayoría el
pueblo colombiano, le dio paso a su propuesta de un mandato para la paz. Al contrario
de su primer gobierno marcado por la derecha encabezada por el Presidente
Uribe, en esta oportunidad, fueron no sólo los partidos que integran la unidad
nacional (U; Liberal y CR) sino, los intelectuales, parte de la izquierda, un
gran número de colombianos, que aun sin partido, pero que quieren la paz,
resolvieron darle ese mandato. No quería y no quiere el pueblo continuar en una
confrontación armada con la FARC y el ELN, con quienes se lleva más de 50 años
de lucha fratricida, tiempo en el cual muchos colombianos hemos perdidos
familiares y sufrido desplazamiento y desarraigo.
El Presidente Candidato ganó
las elecciones con más de 900 mil votos de ventaja sobre su contendor del
Centro Democrático, Oscar Iván Zuluaga; fue una confrontación entre la paz y la
guerra; ganó la paz, pero, éste compromiso por la paz, es un compromiso que
obliga al nuevo gobierno a lograr esa anhelada paz para que los colombianos podamos,
según la Constitución, alcanzar una sana convivencia.
La paz no es únicamente la
firma de unos compromisos (Política de Desarrollo Agrario Integral,
Participación Política, Fin de cultivos ilícitos y Narcotráfico, Victimas,
Terminación del Conflicto, Implementación, Verificación y Refrendación), tampoco, la paz es atender los requerimientos
de justicia , verdad y reparación, como tampoco lo es, la cárcel o no
cárcel para los miembros de la FARC o el
ELN; la paz es más que eso; es la búsqueda, de la igualdad social, el
mejoramiento en materia de educación, salud, vivienda, infraestructura, ciencia
y tecnología, recreación y deporte en los diferentes barrios de los pueblos,
ciudades, campos y veredas, mejoramiento del agro, de las condiciones de vida
de los campesinos , de mejorar las vías terciarias de velar por el medio
ambiente y los recursos naturales, del trabajo en condiciones dignas y bien
remunerado, de resolver el problema de los miles y miles de hombres y mujeres
que harán la entrega de las armas; de lograr la participación en las entidades
de gobierno, de todos los partidos, todas las etnias y de todas las regiones;
en una palabra, que de verdad se dé la tan nombrada Unidad Nacional no tanto
por los partidos sino por lo que etimológicamente, significa, en una palabra,
debe desarrollar un gobierno de reconciliación nacional.
El Presidente Santos, ganó
el mandato por la voluntad de aproximadamente 8 millones de colombianos, pero
en el grupo de los que estaban con una tesis diferente, es decir, el Centro
Democrático, votaron aproximadamente 7 millones de ciudadanos. Lo anterior
indica que el país, está polarizado y prácticamente dividido entre quienes
queremos la paz y compartimos los diálogos de la Habana y entre quienes quieren
la guerra por que no creen en esos diálogos por las reiteradas actuaciones que
en este campo han tenido los alzados en armas.
Por lo anterior, tanto el
Presidente como la FARC y el ELN deben tener en cuenta esta situación política
que está viviendo el País, para demostrarle a ese gran número de ciudadanos que
conforman esa gran minoría, que están equivocados.
Una Colombia en paz, es
prenda de garantía para la inversión nacional y extranjera, así lo demuestran
los indicadores en cuanto al crecimiento del PIB que en el trimestre pasado
(enero-marzo) creció aproximadamente el
6.4 por ciento, siendo considerada como la segunda economía que más crece en el
mundo, según lo expresa nuestro Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas.
El Presidente Santos tiene
un gran reto integrador, para que los colombianos nos sintamos representados en
un gobierno de corte de Unidad Nacional; de no ser así, la situación seria
frustrante no solo para quienes le dimos nuestro voto, entregándole un nuevo
mandato, sino para la operatividad de una unidad integradora nacional,
perdiéndose una gran oportunidad de la tan deseada paz y muy por el contrario,
darle la razón a los que desean la guerra llevándonos a otros 50 años de
frustración y desolación. Tiene el Presidente que hilar despacio y realizar
todas las combinaciones de poder que sean necesarias para dejar contenta a una
Colombia tan diversa, tan dividida y deseosa de lograr la sana convivencia;
pues, la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento, por lo cual,
los mandatarios están obligados a luchar por ella.
Si el Presidente Santos, logra la paz, pasará
a la historia como el hombre más grande de este siglo, porque, más grande que
la paz en el mundo, no hay nada más que ella misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario